A los chihuahuenses siempre nos escucharán hablar con orgullo de la Machaca, la Sierra Tarahumara, el Desierto de Samalayuca y por supuesto de Juan Gabriel. Nos arde el corazón cuando nos recuerdan que nació en Michoacán pero cualquiera que pase por Cd Juárez, Chihuahua sabe que para Juanga no había más hogar que la frontera Number One.
La noticia de su muerte nos agarró por sorpresa. Al ser tan comunes los engaños cibernéticos Jorge y yo consultamos los medios que son fiables y corroboramos que en efecto el divo de Juarez Jaun Gabriel murió a los 66 años a causa de un infarto en Santa Monica, California.
La noticia me trajo paz. Cualquiera que conozca un poco de su historia sabe que Juan Gabriel no la tuvo fácil y que su vida aun bajo muchas canciones de amor pasó por muchos capítulos de desamor. Al parecer murió sin dolor, y haciendo lo que más amaba y por lo que todos lo amábamos, cantando y entregando con pasión su talento en cada concierto.
Para mi Juan Gabriel no sólo me deja hermosas composiciones musicales y amenas líricas pegajosas y fáciles de recordar, a mi Juanga me deja una infinidad de hermosos recuerdos, aventuras y vivencias que han marcado mi vida. Para mi Juanga tu música deja más que las fábulas de Esopo. Tus letras son enseñanzas de vida, de amor, de alegría y positivismo. Son herramientas para salir de la adversidad, levantar el rostro y seguir adelante.
Conmigo estuvo Juan Gabriel cuando mis papás nos llevaron a acampar de niñas a Mazatlan Sinaloa y por la noche cuando la luna se reflejaba en el mar un grupo de adolescentes prendieron una fogata a la orilla del agua, mi papá sacó la guitarra y caminamos rumbo al fuego, nos unimos a la tertulia al son de las cuerdas y la voz de mi papá bien conocido como el Coco Müller interpretó con su fuerte voz «Querida, dime cuando tú, dime cuando tú vas a volver» … todos cantaban, aplaudían y bailaban y yo con menos de 8 años me llenaba de orgullo de que el alma de la fiesta fuera mi papá. Ahí marcaste mi vida y fuiste la causa de alegría con ese don de creación tan grande que te dieron Juan Gabriel.
Otro momento grande que recuerdo a tu lado fue en 1998 en Maripora, Brasil, estaba de visita en casa de los host parents mi amiga Ana Moreno, originaria de Cd Juarez cuando recibió un paquete de sus abuelos. Era una caja con fotos, cartas y una colección que sacó Reader’s Digest de toda tu música. Esa tarde te escuchamos, te cantamos, bailamos y hasta lloramos con Amor Eterno al recordar lo lejos que estábamos de casa y de nuestros seres queridos en nuestro año de intercambio. Ahí estuviste una vez más creando momentos con tu música Juanga.
Por ahí de un año después, durante mis años de universidad en Chihuahua capital, una de mis mejores amigas moría por un chico de su escuela que esa noche estaría en el palenque de la Feria de Santa Rita escuchándote, mi amiga me llamó y me pidió fuera con ella a escucharte, yo moría de ganas pero a mi cartera le faltaban los recursos. Mi amiga me disparó el boleto ante mi pobreza estudiantil y esa noche te vimos, te aplaudimos, te gritamos y cantamos, no podíamos creer la fuerza que tenias, tú alegría, tú espíritu y ante todo esa fuerza implacable con la que brincabas de un lugar a otro. Nosotras ante tanto ajetreo tras tres horas de concierto nos rendimos y seguimos cantando a tu lado sentadas de nuevo en las bancas del palenque mientras tu seguías brincando. Salimos del concierto fascinadas ¡y sin auto! Olvidamos donde nos habíamos estacionado ante la alegría y emoción de ir a verte y tras mucho caminar en tacones sobre el terregoso estacionamiento lleno de piedras por fin pudimos dar con el auto, claro ya casi todos los autos se habían ido y por fin lo pudimos divisar.
Durante mi tiempo de estudiante en UTEP en el Paso, TX cada fin de semana cruzábamos el charco y terminábamos de parranda en algún lugar de Juárez, frecuentemente era algún bar de mala muerte de esos que le gustaban a Hector y su pandilla y siempre era inevitable tararear Vamos al Noa Noa tras pasar frente al bar que te vio nacer como gran intérprete en el centro de la ciudad.
Esa misma canción a estado presente en tantas fiestas, quinces y bodas que siempre será un clásico de felicidad para cualquier mexicano.
Hoy que te fuiste me eché más de una lágrima en la noche, pero sabes que, se que estás mejor en donde estás, se que llegaste a un lugar donde pronto tendrás a todos bailando, donde serás aceptado y no cuestionado, donde podrás descansar tranquilo de esta vida tan ajetreada que llevaste y te quiero decir que quedas Siempre en mi Mente.
Gracias por todos esos recuerdos, momentos y sentimientos que a través de tu gran talento para componer me has hecho vivir.
Y ahora si que Dios te abrace y te bendiga por aquel humilde amor que yo te tuve ¡caray! Cuando te tuve.