Este fin de semana fué muy pesado, mucho trabajo, mucho cansancio y sobre todo: otra semana sin poder bajar de peso… Me sentí fatal. Estaba agotada, había sido un día muy pesado, y mi mente comienza a crear ideas como “me lo merezco, trabaje bien, cumplí con todas mis obligaciones, tengo derecho a comerme un helado”…
Me desperté a las 2am, del día anterior solo recuerdo a JD aún viendo capítulos de Word Party en Netflix uno tras otro. Yo tenía un dolorcito de cabeza cercano al cuello desde temprano que me había perseguido durante el día, para esa hora yo lo único que deseaba era dormir.
Fue un fin de semana intenso como los que convoca la vida en Estados Unidos, trabajo, trabajo y a cumplir con responsabilidades del hogar y hacer el esfuerzo de sacar fuerza de algún lugar para convivir en familia. Grabamos recetas el sábado y son jornadas largas, desde las 6am a comenzar con maquillaje y terminar picando verduras, frutas y pollo… cámara, acción hasta cerca de las 5pm.
Después de eso salí al patio del frente de la casa por que literalmente tenía un maizal creciendo a un lado de la puerta, alguna intrépida ardilla se dio a la tarea de traer maíz sepa Dios de donde y sembrarlo en la jardín.
Después de llenar un bote de 30 galones de maleza fuimos a ver un rato la tele en lo que el niño dormía la siesta para cuando se levantara llevarlo por un helado y pasear un rato. Terminamos el día hasta las 10 de la noche. El domingo estaba molesta conmigo misma, mi proceso para bajar de peso se ha vuelto una misión difícil, reconozco mi falta de constancia por que se perfectamente que mientras haga EL RETO tal y como es bajo de peso, pero una semana bajo 4 libras y a la siguiente subo tres, después bajo 2 y luego subo tres, total que ha sido la historia del estancamiento total.
Tengo un problema con la relación que tiene el cansancio en mi vida con la comida… las que son madres de un niño de 2 años entenderán que la palabra descanso no es parte del vocabulario habitual en esta etapa de la vida. En este tipo de situaciones me doy cuenta de como mi mente asocia la comida como una recompensa ante mi esfuerzo. Por supuesto que la de la idea de ir por un helado el sábado por la noche fui yo. Estaba agotada, había sido un día muy pesado, y mi mente comienza a crear ideas como “me lo merezco, trabaje bien, cumplí con todas mis obligaciones, tengo derecho a comerme un helado” por el otro lado mis pantalones aprietan y la talla 8 a la que quiero llegar cada vez se ve más lejana. Así me debato gran parte de la semana entre me lo merezco y tengo que ser constante con mi alimentación para lograr bajar de peso.
He intentado ser paciente, nos mudamos hace poco de casa y fueron muchos los cambios, pero el año pasado tuve mucho trabajo y viajes que me hicieron rebotar y el año anterior a eso estaba embarazada… total que los pretextos son muchos y la misma constante los acompaña, cansancio, recompensa y un pensamiento que me ataca de rechazo a mi misma de vez en vez por no ser seria en mi perdida de peso. Ayer fue uno de esos días de recriminación y poca acción y en el fondo mi mente sabía que era lo que sucedía cuando le pedí a mi esposo como a las 8 pm que me diera oportunidad de dormirme y que siguiera con JD. Me dormí, incomoda, dando vueltas en la cama, sin encontrar mi lugar y con el constante dolor en la parte baja de la cabeza, creo que más bien era tensión acumulada al nacer del cuello.
A las 2am decidí levantarme tras tener ya un rato sin conciliar el sueño y me metí a bañar. Lave mi cabeza con shampoo y después al tallar mi cuerpo iba acariciando mis brazos, mis piernas, mi barriga, repitiendo en todo momento, TE AMO Y TE ACEPTO, te amo y te acepto, te amo y te acepto. Le pedí mucho a Dios que hoy me diera la fuerza para poder hacer mis comidas medidas y pesadas, que regresará a mi ese deseo de tener un cuerpo en un peso más saludable, que me diera las herramientas emocionales para poder seguir con mi alimentación saludable y poder guiar e inspirar a las muchas personas que como yo se debaten entre seguir un regimen alimenticio y el diablillo por detrás diciendo comételo, te lo mereces… Hoy traje mi avena para el desayuno y el pescado para la comida, hoy tengo gracias a Dios y su infinita misericordia una oportunidad más de comenzar y ver resultados el sábado en la báscula, lo quiero hacer, quiero tener más fuerza, sentirme menos cansada y estar más saludable y menos preocupada de que mis rodillas truene cuando subo escalones. Gracias Dios por una nueva oportunidad y gracias a ti por tomarte el tiempo de leer esto, si en algún momento te identificaste te invito a comenzar hoy conmigo la nueva oportunidad de amarnos, respetarnos y darnos la oportunidad de comer solo lo que debemos comer.
Te amo
P.D: tras amarme y aceptarme mi dolor de cabeza desapareció y dormí maravillosamente hasta que sonó el reloj despertador 2 horas después…